En el teatro, que por si es el arte de la transformación, los actores de acuerdo a requerimientos del guión se deben "envestir" de un personaje, en este caso, la transformación necesitará que el actor preste su cuerpo de varón para “ser” un travesti, un transexual, un transformista o una mujer.
Encarnar el rol de mujer en el campo de la representación teatral, -anciana, joven, o madura- sin caer en el amaneramiento o en la caricatura (a no ser que sea una sátira), es considerado uno de los roles más difíciles y complejos. Si el personaje está bien construido el público reconocerá al actor embebido en el "rol femenino", como lo ha sido en la historia del teatro o simplemente apreciará una "caricatura" de mujer. Por otro lado, también suele suceder que el actor es gay, oportunidad que le facilita dejar volar su "yo interior", o ser la burda caricatura amanerada que solo produce hilaridad.
El transformismo es una habilidad que no poseen todos quienes se dedican al espectáculo nocturno -especialmente gay-, es un "arte", un arte que podría decirse mágico, donde los trucos del mago se necesitan para esconder o hacer aparecer presas voluptuosas donde no existen.
El transformista debe conocer de su anatomía para saber donde llenar con esponjas, donde hundir, aplanar con huincha scotch las partes de su cuerpo. Saber como esconder los vellos, definir el espesor que debe tener el jabón humedecido para hacer desaparecer sus cejas. Y lo más importante, saber hacerse bien “el truco” para no dañar sus genitales. Debe mirarse mucho tiempo al espejo. ¿Será que los narcisistas tiene más habilidad para el transformismo?